Sistemas agrarios: hacia un nuevo enfoque territorial ?
Higuerote, Venezuela, 18 de Junio de 2001
Paolo Groppo,
Servicio de la Tenencia de la tierra (SDAA)
FAO
1. Introducción
El considerar los sistemas agrarios como
productos históricos, ha sido seguramente un avance importante en la sistematización
de las dinámicas agrarias en el espacio y en el tiempo. Sin embargo,
paralelamente a la contextualización histórica de los sistemas agrarios, es
importante hacer el mismo esfuerzo con los instrumentos de trabajo, los métodos
de diagnósticos sistémico como el DSA, para comprender un poco más sobre su
génesis, evolución y progresiva substitución.
Este texto pretende ayudar un poco esta
reflexión, aportando unos primeros elementos para el debate metodológico de los
próximos días. Siendo ser un borrador para estimular la discusión, les pido sea
considerado como una provocación, meditada, pero siempre algo que todavía
necesita mucho trabajo para ser consolidado.
2. Un poco de historia de la visión sistémica
dentro los grandes acontecimientos de este siglo
Aun cuando la teoría de sistemas pueda
considerar de tener sus abuelos en el siglo pasado (von Berthelaffy), es
también indudable que, particularmente en lo referente al sector agrícola, lo
esencial de la elaboración sea bastante reciente, los últimos 50-60 años más o
menos.
2.1.Los
elementos determinantes del mundo moderno alrededor de la década del 30-40
No es un misterio para nadie que en esa época
nos encontrábamos en el pleno de un enfrentamiento entre dos grandes sistemas:
el socialista (representado por la Unión Soviética) y el capitalista
representado por Inglaterra y Estados Unidos. Como lo recuerda muy bien
Hobbsbawn[1],
las dudas sobre la posible superioridad del modelo Soviético eran muy presentes
en el espíritu de los mayores economistas occidentales. El modelo productivo tenía
bastante similitudes en los dos campos, siendo basado en el papel central del
Estado-Nación con su poder reconocido de controlar los flujos productivos y un
modelo fordista de organización del trabajo, con la única, grande diferencia,
que en el mundo occidental, la componente sindical era seguramente más autónoma
que en los correspondientes países "socialistas".
Esquematizando, desde una perspectiva
fordista, tratándose de un sistema intensivo en mano de obra, era importante una buena organización del
trabajo y de los trabajadores, debido a la estrecha correlación con los niveles
de productividad. Por el lado de las fuerzas de izquierda, era importante
mantener compacto la masa de trabajadores, en función de sus objetivos
políticos "revolucionarios". Al centro de estas dos visiones había lo
que, posteriormente, habría sido denominado el obrero-masa (Negri). La masa, la
comunidad: en ambos modelos, la tendencia era a privilegiar los aspectos que
"juntaban" en contra de los que dividían.
Otro característica clave de este periodo, y
que se mantuvo por muchísimas décadas, tenía que ver con las relaciones de las
potencias coloniales con sus colonias y/o sus poblaciones indígenas. Allí
dominaba un paradigma conservador. Los indígenas eran excluidos de toda acción
en favor de la preservación del medio ambiente. La hipótesis era que las
poblaciones locales, debido a sus prácticas inadecuadas, no eran capaces de
asegurar un buen manejo de los recursos naturales y que para eso era
fundamental excluirlos de esas áreas[2].
Finalmente, en lo agrícola, las crisis
alimenticias de este periodo en Unión Soviética[3],
deja automáticamente el "modelo" del farmer norteamericano como
el mejor ejemplo a seguir, aun cuando, la incompleta dominación norteamericana
(estamos todavía en la fase de asunción de la primacía mundial, que hasta pocas
décadas antes era claramente en las manos de Inglaterra) dejaba mucho espacio a
declinaciones/matizaciones nacionales.
El sistema agrícola norteamericano estaba
pasando por un cambio a gran escala hacia la motorización y mecanización, (que
en Europa solo se dio después de la guerra), la que ha sido definida como la
segunda revolución agraria de la época moderna[4].
Por último, aun cuando haya sido un evento
menor, algunos historiadores franceses (particularmente Bloch, Faivre, los de
la Escuela de los Anales) salían al aire con una nueva impostación de la
historia que habría revolucionado de ahí a poco años, la forma misma de leer y
analizar los hechos históricos.
Es en este contexto, al finalizarse la guerra,
que los intentos de formalización de una visión de sistema agrícola se
producen, por parte de la potencia más importante, Estados Unidos. Es evidente
como, a la luz de cuanto dicho anteriormente, el modelo que surgía debía
presentar las características siguientes:
- apuntar a una visión
de apropiación del recurso natural, sin mucha preocupación para la
sostenibilidad (habiendo en la cabeza el modelo de la frontera abierta)
- una visión hacia
futuro, más que hacia el pasado; la historia no importaba mucho porque el
"farmer" la estaba creando
en ese mismo momento
- una importancia
evidente hacia la tecnología, debido a los logros obtenidos con la recién
ultimada revolución agraria
- todo esto moldeado dentro
de una visión "científica" donde se aplicaban la economía y la
estadística como ciencias complementares a la agronomía.
No había necesidad de decir lo obvio, o sea la
importancia del "safety net" representado por aquellas fuerzas centrípetas
en favor de todo lo que agregaba el grupo y hacía comunidad. Esto porque era
parte constituyente de la sociedad norteamericana y europea de la época.
Es este el modelo que se va imponiendo
progresivamente, acompañando los logros de la agricultura norteamericana y el
rápido recupero de las agriculturas europeas después de la guerra. De allí
viene el "Farming System Approach" (FSA).
2.2. Del
Farming System Approach al enfoque de Sistemas Agrarios
Paralelamente a la declinación del FSA en
todas las salsas, se venía imponiendo, dentro de una rama científica que poco tenía
que ver con la agricultura, un modelo nuevo de análisis; se trata del método
histórico de la escuela de los Anales antes recordada. El impacto de los
estudios publicados por Marc Bloch[5]
de repente no habría salido de un restricto circulo de iniciados si estos
libros no hubiesen caídos en la mano de unos expertos en desarrollo agrícola
que, a la luz del proceso de descolonización que empezaba a realizarse, se
interrogaban entorno de las herramientas de análisis y de programación de las
nuevas economías agrícolas que andaban surgiendo.
Una influencia inicial importante la tuvo Réné
Dumont quien fue responsable de los primeros documentos sobre el problema del
subdesarrollo agrícola tanto en las colonias francesas, en varios otros países
y en la misma Francia. El producto más relevante de su experiencia, el Prof.
Dumont lo destiló en la creación de la Cátedra de agricultura comparada del
Instituto Nacional Agronómico (INA), donde se empezada a trasladar al sector
agrícola el método comparativo que ya se utilizaba en otras disciplinas
científicas.
La introducción del método del análisis
comparado fue un gran paso adelante, junto con la progresiva incorporación de
la historia como elemento clave para entender las diferencias entre los
distintos "sistemas agrarios". Es aquí donde se sitúa el aporte
central de Mazoyer, discípulo de Dumont[6],
que pasa a conceptualizar estos elementos, dentro de los "limites" de
aquella época histórica (final de los 60 y década del 70).
Algunas de las características tanto del
periodo como de los profesores que más contribuyeron para la nueva
formalización (aparte Dumont, M. Mazoyer, M. Sebillotte y M. Dufumier) merecen
ser recordados, debido a que el producto (concepto de sistema agrario) no es
ajeno a estas influencias.
Por encima de todo estaban las orientaciones
socialistas de estos profesores, lo que ayuda a comprender el porque de la
introducción en el concepto de "sistema" del elemento de la relación
a las necesidades sociales (o sea, el sistema agrario es un producto histórico adaptado a las necesidades sociales del momento).
En este mismo sentido recordamos como en este
periodo estábamos en pleno auge de las tendencias "com",
comunitarias, comunistas; en la sociedad dominaban las fuerzas centrípetas para
juntar los grupos. Esto era cierto tanto en las fabricas, como en las escuelas,
en los Partidos políticos, en la Iglesia etc... o sea, la comunidad era la
célula social básica de la sociedad que se construya (o que se pretendía
cambiar). El postulado de la importancia de la dimensión de sociedad era tan
evidente que fue considerado inútil agregarle esta dimensión en la
conceptualización del sistema agrario.
Finalmente, aun cuando las tendencias hacia la
urbanización ya eran evidentes, la importancia preponderante de las actividades
agrícolas en el mundo rural era indudable. Es por eso que la
"traducción" práctica de este concepto se daba en dirección del
mejoramiento de los sistemas de producción agrícola, dejando de lado las demás
actividades, no agrícolas y/o no rurales
que les permitían a los hogares más pobres del campo de sobrevivir.
Como resultado, tenemos el concepto de sistema
agrario, formalizado en los primeros años 80, definido como:
“un sistema agrario es un modo de explotación del medio
ambiente,
históricamente constituido y durable, un sistema de
fuerzas de producción
adaptado a las condiciones bioclimáticas y a las
necesidades sociales del momento” (Mazoyer, 1985)
Continuando con Mazoyer: "Consiste por lo
tanto, en un modo de explotación del medio ambiente cultivado surgido de las
transformaciones sucesivas sufridas históricamente por el medio original,
utilizando una combinación apropiada de medios, equipos y herramientas. Esta
combinación conforma un sistema, porque el medio cultivado está generalmente
compuesto de sub-espacios explotados de maneras distintas y complementarias y
los medios de trabajo están constituidos por un conjunto de máquinas y
herramientas, necesario y suficiente para manejar los cultivos y el ganado de
forma compatible con el estado del medio. Este conjunto de máquinas y de
herramientas es necesario y suficiente para reproducir en forma durable las
condiciones de producción, es decir, la fertilidad y la manutención de la infraestructura
necesaria para la producción.
Sin embargo, esta coherencia interna del modo
de explotación del medio lleva a considerar condiciones técnicas económicas y
sociales de producción más amplias. Los medios de producción, las máquinas y
herramientas, son producidos, mantenidos y reproducidos debido a una división
del trabajo específico que corresponde al estado de las fuerzas de
producción".
Un análisis más fino de este concepto, nos
permite hacer las siguientes consideraciones:
- dentro de una visión
esencialmente agrícola, domina la convicción implícita que el centro del
problema sea la fase productiva[7]
(se vende lo que se produce); de allí
la importancia del análisis histórico de las prácticas agrícolas miradas a
mejorar los itinerarios técnicos y el sistema de producción
- la fuerza motriz sigue
siendo considerada la económica (o sea, el control de los recursos naturales
entendido como modo de control social)
- la historia como
elemento central del método analítico, soportado por un análisis económico
(primeras modelizaciones); el sistema agrario siendo un producto histórico
tiene límites temporales y espaciales, no existen modelos universales para
todos países y para todos tiempos
- empiezan a
introducirse preocupaciones de sostenibilidad del sistema
- aun cuando no sea
explicitado, existe un cierto determinismo histórico, con la idea subliminal
que la substitución de un sistema agrario por otro sea implícitamente inscrita
dentro de un camino de peor a mejor
- finalmente, es
evidente la preocupación para que utilizándolo de la forma apropiada, este
concepto permita identificar los cuellos de botellas de los sistemas de producción
y elaborar propuestas técnico-económicas que le permita a los "tipos"
de agricultores de mejorar su productividad y su bienestar económico[8]
En definitiva, se trata de un modelo
interpretativo elaborado esencialmente a partir de la experiencia histórica
europea, donde por primera vez se reconoce la diversidad y la temporalidad de
las situaciones/propuestas, la necesidad de abrir las ciencias agronómicas a
otras ciencias (aparte las económicas), dentro de una visión comparada de los
acontecimientos históricos.
Que este concepto sea esencialmente pensado en
función del "productor arquetípico" (que no es muy alejado de la idea
de los "model farmers") y no en función de las necesidades del
"grupo", de la comunidad parece muy evidente cuando se vea el
silencio absoluto de estos autores cuando aparece en la arena científica el
texto de Hardin sobre la tragedia de las comunales[9].
La influencia nefasta que esta visión determinó tanto en el ámbito de
investigación cuanto en el ámbito de los interventores en el desarrollo, es
conocida y no merece ser tratada aquí, sin embargo es importante notar como los
elaboradores y utilizadores del concepto de sistema agrario no entraron nunca
en este debate. Es posible que esto sea fruto de un malentendido histórico que
acomunó derecha e izquierda en sus juicios sobre los sistemas consuetudinarios
que pasaron a ser llamados de "tradicionales" y que subliminalmente
pasaban a representar una etapa pasada, que no merecía mucha atención. Además
que, siendo más gestores que productores directos, difícilmente la
conceptualización sistémica se adaptada a esta compleja realizada de tenencia
de la tierra.
Podemos pensar que la preocupación de Mazoyer
era, esencialmente, como modular el individuo, dentro de una estructura
comunitaria que era considerada si una red de protección (safety net) pero
también un freno al desarrollo, de allí la importancia de entender las lógicas
técnicas y económicas de los tipos de sistemas productivos (que se aplican a
grandes grupos de actores) pero con propuestas miradas a responder a las
necesidades individuales.
La conceptualización propuesta por Mazoyer,
siendo más respondientes a las condiciones históricas de ese momento, pasó a
ser progresivamente conocida, apreciada y aplicada en varios países,
particularmente en América latina y en algunos países africanos de habla
francesa. Una síntesis entre las dos visiones, la des Farming system y la de la escuela francesa no se da por mucho tiempo debido a que los
principales autores no comunican en un idioma común, francés por un lado e
ingles por el otro, llevando varios años antes que algún otro sistemista
empiece a comparar los conceptos que se habían elaborados en las dos escuelas[10].
Por mi propia experiencia personal creo sea posible agregarle que era opinión compartida que la nueva
elaboración francesa representaba un nivel superior de complexidad y de
articulación social (cuando comparada con los métodos anteriores existentes),
lo que la ponía a un nivel claramente más adelantado si comparada con lo que
existía en materia de Farming System Approach.
2.3. La
década de los 80: cambio de paradigma económico y "fin de la
historia"
La llegada al poder de la ideología
neo-liberal en los dos bastiones del occidente, Inglaterra (Thatcher) y Estados
Unidos (Reagan) ha marcado de forma significativa el cambio de visión económica
hacia un enfoque neo-liberal, mucho más marcado por el mercado que
anteriormente. En pocos años hemos pasado de una visión donde "se vendía
lo que se producía", a una donde "se produce lo que se vende",
para un mercado cada día más segmentado, lo que está teniendo implicaciones
considerables en las economías agrícolas de muchos países.
La década del 80 que se abre con este cambio
epocal, se termina con otro cambio aun más importante, la caída del Muro de
Berlín y la desaparición de la Unión Soviética, lo que lleva a un conocido
escritor a teorizar el fin de la historia[11].
Las implicaciones de estos hechos no han
aparecido rápidamente a los sistemistas y al revés, podemos decir que estas dos
décadas (80 y 90) es cuando más se aplicaron los diagnósticos con base en la
escuela de sistemas agrarios (desde los programas de vulgarización hasta los
programas de reforma agraria). Algunos
límites han venido apareciendo progresivamente, a medida que el DSA pasaba a
ser utilizado como herramienta de diagnóstico y para apoyar la formulación de
políticas. Por un lado, la atención exacerbada al análisis técnico-económico de
los sistemas de producción, donde no había nunca espacio para analizar las
dinámicas internas a los hogares (dimensión de género) ni para preocuparse
realmente de la dimensión de la sostenibilidad; por el otro lado, la atención a
los "tipos" de sistemas de producción (y, posteriormente, a su
inserción en el mercado), no le dejó mucho espacio al análisis de las
instituciones, formales e informales, con quien los actores se relacionaban, y
como lo hacían (subordinados, dominantes...);
también podemos decir que al postular la dimensión productiva (y por
ende el proceso de acumulación, de poseso) como clave interpretativa del
sistema, esta conceptualización no lograba entrar en aquellos sistemas agrarios
basados en otros postulados, más de gestión de los recursos naturales, de
preservación del ambiente más que de uso, donde la dimensión comunal (sin
necesariamente ser comunitaria) era y es central.
O sea, progresivamente, para los expertos del
tema, se ha venido evidenciando unas crepas, que merecía mayor atención de lo
que se le había brindado en el pasado, si el método pretendía mantenerse como
algo novedoso y útil.
Con la pérdida de importancia del FSA, que no
logró nunca recuperar su papel protagónico que tuvo al comienzo, otras
herramientas empezaron a circular concurrenciando la visión de sistemas
agrarios. En particular aparecieron los varios métodos de diagnósticos rápidos
donde la dimensión de la "participación" era considerada como el
elemento central para captar las problemáticas locales, de-contextualizadas y
de-historicizadas. A pesar de los limites que estos métodos siempre han
tenidos, en particular el hecho de no tener ningún substrato teórico serio
detrás, convirtiéndose como herramientas no para entender una dinámica dentro
de una visión comparada, sino como métodos para identificar rápidamente un
listado de necesidad mínimas sentidas por las poblaciones (en muchos casos convirtiéndose
en una shopping list acrítica), los métodos tipo DRP tuvieron el mérito de
colocar al centro del debate algunas dimensiones que la visión sistémica
francésa había dejado de lado. Por un lado el tema de la participación (aun
cuando sea criticable la forma que asumía esta participación dentro del DRP) y,
sobre todo, la importancia del COM en la comprensión de las dinámicas
territoriales. Uno de los limites más evidentes de los DRP siempre fue el de
haber caído en el otro extremo, casi mitizando la COMunidad como célula básica
central para toda dinámica de desarrollo.
En el ámbito de la economía mundial, este
periodo histórico y los hechos anteriormente mencionados iban confluyendo
progresivamente hacía cuatro puntos claves:
(i) la tendencia al individualismo, con la disgregación de todo lo que representaba
algo comunitario (perdida del capital social). La ideología es la de
"liberar" las fuerzas productivas del individuo que supuestamente la
dimensión "COM" tiene amarrado quitándole toda posibilidad de volar[12]
(ii) la economía pasa a ser cada día menos
vinculada a un medio físico y más a un medio virtual, esquematizado hoy por la
red Internet.
(iii) la multifuncionalidad del territorio
pasa a ser la tónica; se habla cada día más del "Nuevo Mundo Rural" y
de la complementariedad entre actividades agrícolas y rurales no agrícola[13].
El discurso se va desplazando hacia la integralidad del territorio y del uso
competitivo entre distintos actores[14].
(iv) la importancia creciente que asume el
mercado (y la constatación que el nuevo perfil que tiende a asumir la
producción agrícola va hacia mercados específicos y segmentados) hace que sea más estratégico controlar otros
renglones del proceso productivo y de la consumación; el control del recurso
natural pasa a ser menos estratégico y la tierra progresivamente vuelve a ser considerada
como una mercancía como otra (programas de mercados de tierra).
Dicho de forma simplificada:
de un paradigma donde el
control de los recursos naturales era visto como modo de control social, (por
eso que las luchas de los años 60 se daban para el control de la tierra:
quebrar esta manomuerta del latifundio era lo central de todas propuestas de
reforma agraria progresistas);
pasamos a un paradigma
donde el control social (el control directo sobre no solo el mercado sino,
posiblemente, los consumidores, de forma a poder dirigir las demandas futuras)
pasa a ser la clave para controlar los recursos naturales (y de allí los
beneficios que de ellos se pueden tirar)[15].
2.4. Del
sistema agrario hacia una visión de sistema del tema tierra
Contrariamente a lo preconizado por Fukuyama,
no solo no terminó la historia sino, en lo referente al tema tierra, a partir
de 1992 hemos asistido a la resurgencia de las demandas, procedentes de todos
los continentes y tocando todas las tres grandes dimensiones del tema:
i - acceso
ii - regularización
(formal/informal)
iii - uso/gestión
Mientras que el DSA se ha aplicado
esencialmente como herramienta de trabajo para la tercera componente, hemos
tenido que empezar a preocuparnos también con la dos primeras. Es allí donde el
acceso a la tierra que estaba viviendo todavía en la diacría Estado/Mercado, se
ha ampliado abriendo un espacio cada día más importante para el tema del
reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios[16].
Por su lado, la regularización de la tierra demanda intervenciones combinadas y
coherentes entorno de las instituciones territoriales tipo catastro, sistema de
registro predial, además de un sistema legal/jurídico que funcione (leyes,
tribunales y mecanismos para lindar con conflictos).
Pasar de una dimensión DSA a una dimensión
territorial es el reto en el cual estamos trabajando actualmente que involucra
una serie de actores que están fuera de la dimensión "diagnóstico"
tal como lo estamos planteando actualmente.
Sin embargo el punto central de estas tres
etapas es la pregunta siguiente: para que necesitamos preocuparnos con el tema
del acceso, de su regularización (formal/informal) y con el uso/gestión que se
le está dando a los recursos naturales? La respuesta es que lo que se pretende
es de mejorar estas tres dimensiones, para llegar a un ordenamiento del
territorio más participativo, en línea con el papel actual del Estado en lo
referente a dictar política agraria (mayor descentralización) y que permita,
frente a la mayor injerencia y determinismo del mercado, de centrar el foco de
la acción sobre las "reglas" del juego, de forma a que los distintos
"jugadores" puedan participar de forma razonablemente equitativa.
Es de allí donde ha surgido la preocupación
para una readecuación conceptual, una mayor abertura hacia otros aportes
conceptuales que van progresivamente transformando un enfoque de sistemas
agrarios (esencialmente dirigido al mejoramiento de los sistemas de producción
de productores cada día más subordinados a mercados diversificados y
segmentados) en un enfoque más preocupado con la integralidad de los actores
que compiten por el recurso natural tierra y por el recurso humano existente en
aquellas áreas.
El camino es todavía largo, pero podemos
empezar a vislumbrar algunas implicaciones en términos metodológicos,
particularmente en lo referente a la etapa de diagnóstico.
3.
Implicaciones para una metodología de diagnostico
Lo que hemos presentado hasta ahora puede ser
resumido así:
- los sistemas agrarios
son productos históricos, de tiempos y espacios propios; cuya complexidad es
generalmente bastante difícil percatar; esto implica que un sistema agrario no
es eterno: se origina, se consolida, expande, entra en crisis y es
progresivamente substituido por otro más respondiente a las nuevas condiciones;
- para esto se ha
necesitado elaborar conceptos que permitan traducir esta complexidad dentro de
un modelo más fácilmente visualizable, que permita de operacionalizar estos
conocimientos en términos de lineamientos de políticas;
- estos conceptos son, a
su veces, productos históricos, fruto de la experiencia histórica, de los
conocimientos de los que los han elaborado en aquella época; esto implica que
al mudar las condiciones históricas, ellos necesitan ser revistos para ver su
grado de coherencia y aplicabilidad en las nuevas condiciones;
- las condiciones que se
daban cuando fue elaborado el concepto de FSA probablemente no permitían llegar
a un producto distinto de lo que se obtuvo; al aceptar las incursiones de otras
disciplinas dentro del mundo agrícola, fue posible conceptualizar una visión de
sistemas agrarios mucho más adaptadas a las condiciones históricas de estas
décadas recientes;
- sin embargo, en estos
últimos años se está concretando un cambio profundo, una inversión de dirección
de las fuerzas motrices, de centrípetas a centrifugas, con una externalidad (el
mercado) que determina cada día más la dimensión productiva interna al sistema
y que se revela de difícil internalización.
Estas consideraciones nos llevan a la pregunta
siguiente: el concepto de sistemas agrarios tal como ha sido formulado en los
80s y lo hemos venido aplicando, es todavía pertinente para el análisis y
formulación de lineamientos de políticas de intervención en el sector rural? Mi
respuesta es, a la luz de las condiciones externas actuales, parcialmente
negativa. Se hace necesario un replanteamiento del concepto mismo para poder
pasar a mejorar la metodología.
Como lo dice Mazoyer, analizar y explicitar un
objeto complejo en términos de sistema significa antes que todo delimitar, o
sea trazar una frontera (teórica) entre este objeto y el resto del mundo; más
particularmente, significa distinguirlo de otros objetos de la misma
naturaleza, pero que son suficientemente diferentes para ser considerados como
pertenecientes a otra especie.
Analizar y explicitar un objeto en términos de
sistema significa igualmente estudiar su dinámica evolutiva a través del tiempo
y las relaciones que este sistema mantiene con el resto del mundo en sus
distintas etapas de evolución. Estudiar la evolución temporal de las múltiples
formas de agriculturas del pasado, identificables en un lugar cierto, nos lleva
a clasificarlos en unas tantas etapas, especies, sistemas, que sean necesarias
para determinar la sucesión histórica.
Nosotros nos inscribimos dentro de esta
visión, sin embargo, tenemos un problema con la primera parte del concepto,
allí donde se dice que un SA es un "modo de explotación del medio
ambiente", lo que pone el acento sobre las fuerzas de producción (modo de
producción, técnicas aplicadas, como producto histórico de una progresiva
evolución y mejoramiento tecnológico). Las razones tienen que ver con todo lo
que hemos dicho anteriormente. La multifuncionalidad de los territorios rurales,
la aumentada complejidad de las estrategias de sobrevivencia de los actores
rurales, la inevitabilidad de profundizar el análisis a nivel de los distintos
actores, aun dentro del hogar, y su relacionamiento con la institucionalidad,
buena o mala que sea y, finalmente, el tipo de relacionamiento de estos actores
al medio ambiente, no limitado al uso, sino de gestión y preservación del
mismo, nos obligan a replantear esta primera parte.
Por eso proponemos de substituirlo con
"modo de organización social en función de la relación al medio ambiente[17]".
O sea, no es la organización social per
sé que nos preocupa, sino la expresión de esta organización social en el
territorio y en particular con el acceso, uso y gestión de los recursos
naturales.
El enfoque histórico se mantiene central,
aun cuando no es más la historia de las prácticas
agrícolas que nos preocupa, sino la historia de la formación de las
cosmovisiones de los actores actuales, de sus estrategias de vida, dentro y
fuera del sector agrícola. Es aquí donde el enfoque de sistemas agrarios le
propone un puente a las recién elaborada propuesta de "sistemas de vida
sostenibles[18]"
que parece todavía sufrir de sólidas fundamentas teórico-conceptuales.
Es también evidente que darle más importancia
a la dimensión humana y a la revalorización del capital social tiene que ver
con la constatación que en muchos casos es aquí donde se sitúa el cuello de
botella más grave, no tanto en el conocimiento técnico apropiado para un uso
gestión del medio ambiente, sino realmente la necesidad de reforzar el capital
humano y sus capacidades de negociación/articulación con el sector
institucional y demás actores.
Claramente, este cambio hacia los actores[19]
reenvía a otras reflexiones, como las que se preocupan de las organizaciones
campesinas y el capital humano, (concepto de reforzamiento - empowerment).
De forma general, este proceso está definido como "un proceso a través del
cual las personas toman conciencia de las causas de su pobreza y/o explotación
y de allí se organizan para usar sus capacidades colectivas, energías y
recursos para modificar estas situaciones. Dicho de otra forma: se trata de
personas capaces de organizarse e influenciar el cambio sobre la base de su
acceso al conocimiento, a los procesos políticos y a recursos financieros,
sociales y a recursos naturales. Un acercamiento al reforzamiento de la gente
es así la manera para buscar caminos para movilizar recursos locales, estimular
distintos grupos sociales en el proceso de toma de decisiones, identificar
modelos (patterns) que eliminen (reduzcan) la pobreza y contribuyan a construir
consenso y accountability. O sea, empowerment visto tanto como un fin que
como un medio"[20].
Es evidente que nuestro propósito va exactamente
en la dirección de buscar puentes conceptuales/metodológicos y por eso se
interesa de las reflexiones que otros cientistas están desarrollando, en
particular sobre el concepto de capital social: "...por analogía con las
nociones de capital físico y humano - instrumentos y capacitación que estimulan
la productividad individual, el capital social se refiere a características de
la organización social, como redes, normas y confianza que facilitan la
coordinación y la cooperación para un beneficio mutuo. El capital social
estimula los beneficios de la inversión en capital físico y humano"[21] (Putnam, 1993).
En términos prácticos, las implicaciones
metodológicas son las siguientes:
A. Unidad
de Análisis e informantes claves: siendo el objetivo de entender la
organización social y su relación al medio ambiente (uso/gestión/explotación),
para entender qué tipo de expresión territorial surge de esta interrelación, no
será la familia campesina el punto de observación, sino tres niveles distintos:
las comunidades y demás grupos de grandes actores, casos individuales (arquetípicos)
para detallar puntos específicos y representantes arquetípicos de las
instituciones con quien se relacionan estos actores.
- Las comunidades y
demás grupos de grandes actores: la elección aquí se dirige a aquellos actores
que por su poder histórico, político, tienen una determinación fuerte sobre la
marcación del territorio; pueden ser comunidades agrícolas, forestales, grandes
latifundistas, inversionistas externos etc....
- Casos individuales: al
igual de siempre, nos preocupan los casos arquetípicos, los que puedan permitir
de sintetizar de manera sencilla las grandes tendencias que aparezcan con la observación
de los de arriba, sean productores agrícolas o menos, lo importante es que sus
trayectorias impacten sobre el territorio y sus recursos naturales.
- Arquetipos
institucionales: debido a que estos actores no operan en el vacío, no podemos
evitar de observar como las instituciones operan en el territorio, para tener
una idea concreta de las interrelaciones posibles entre estos grupos de
actores.
Como se hace y que se pretende con este primer
paso?
- Por un lado
pretendemos identificar cuáles son los actores que tienen relevancia para las
zonas y/o los grupos metas que nos preocupan. O sea, en un contexto social y
económico cada día más interdependiente, no es suficiente escoger, a priori, el
grupo "agrícola" como si fuese causa y efecto único de su
trayectoria.
- Por otro lado, es
necesario que lleguemos a una comprensión adecuada de las visiones y estrategias
que estos distintos actores tienen relativamente al recursos natural (control
territorial) y al recurso humano (necesidad de mano de obra, etc.). Se trata de
entender como el territorio está conceptualizado en términos económicos,
sociales, religiosos, por parte de estos actores, sean individuos o
grupos/comunidades y llegar a mapear las tendencias en acto.
- Finalmente, debemos
aclarar las modalidades de relacionamiento con las instituciones, formales e
informales que operan en la zona (de subordinación, dominación, neutralidad,
etc.).
Los resultados serán útiles para saber, para
cada actor (tipo de actor): - i - el peso de las actividades agrícolas (y en
cual renglón está más metido - productivo, transformación, comercialización,
venta...-); - ii - las implicaciones
geográfico-territorial de las estrategias de estos actores (expansión,
neutra, retracción) y - iii- las implicaciones vis-à-vis los demás
actores/instituciones
B. Zonificación:
normalmente con esta operación se plantea la subdivisión del territorio en
zonas homogéneas desde el punto de vista de la problemática observada; es una operación
que se hace en las fases iniciales del diagnostico y que debería ser de
utilidad para la implementación de las propuestas. En realidad, en muy pocos
casos las propuestas son moduladas en función de esta variable.
Aquí lo que pretendemos es intentar darle una
utilidad más concreta, de la forma siguiente:
en lugar de las dos dimensiones que
normalmente se utilizan en este ejercicio, agregarle una tercera dimensión,
dejando la bi-dimensionalidad para las estrategias de ocupación física del
territorio y la tercera dimensión para identificar los distintos niveles de
inserción (subordinada/dominante) desde la fase productiva hasta la fase de
transformación, comercialización y mercadeo.
B.1. Mapear el estado actual
Realizaremos un primer mapa de los distintos
actores en su fase actual, a partir de los resultados de la fase anterior. El
análisis histórico del origen y formación
de los actores y de sus estrategias nos va a servir para localizarlos en
el espacio tri-dimensional. En la dimensión horizontal tendremos los distintos
actores ("tipos") caracterizados en función de su estrategia pasada
(su origen histórico) y de su visión actual (dominancia de la dimensión
acumulativa o preservativa del recurso natural). Un cierto nivel de sobre posición existirá,
en la medida en que este mapa refleja la situación actual, que puede ser una
situación de conflictos ya existentes, para usos competitivos del mismo recurso
limitado.
En la dimensión vertical se dará el nivel de
inserción en el proceso productivo (desde el punto 0, esclavitud y
subordinación total, hasta un máximo de control de la totalidad del proceso).
Es obviamente posible tener actores que solo se colocan en la dimensión
vertical y no en la horizontal, debido a una estrategia que se centra en el
control del mercado y/o de las fases finales del proceso, dejando la
competición para el recurso natural a niveles más bajos de actores (tipo agricultura
de contrato).
En los dos niveles, los actores deberán ser
caracterizados también en cuanto a sus relaciones con la institucionalidad
(formal/informal).
B.2. Mapear e las tendencias
El trabajo de investigación con los
informantes claves de cada grupo debería permitirnos no solamente entender el
estado actual, sino también sus proyecciones y tendencias futuras, tanto en lo
referente al recurso natural (expansión, retracción) cuanto al recurso humano.
Enseguida, a la luz del trabajo de investigación
sobre las estrategias de cada actor (individuo/grupo) se identificaran áreas de
sobra posiciones posibles, con competencias para usos competitivos del recurso
natural y/o del recurso humano.
La utilidad de esta herramienta es para mejor
focalizar la acción (debido a las limitaciones de tiempo y dinero, no es nunca
posible profundizar el análisis a todo el territorio y a todos los
actores). Las áreas de sobre posición
representaran, de esta forma, las áreas prioritarias donde profundizar la
reflexión para darle respuesta a los posibles problemas que surjan. Parece inútil
recordar que, dependiendo de la importancia que tenga la actividad agrícola
para los distintos tipos de actores, la profundización en términos de análisis
de sistemas de producción como ya sabemos hacerlo, será necesaria.
C. Tipología:
ya hemos dicho en muchas oportunidades que las "tipologías" responde
a una necesidad practica, que es la de reducir la diversidad existente dentro
de un numero aceptable (para fines de elaboración de propuestas) los
"tipos" existentes, y que, dependiendo del problema a ser enfrentado,
existirán varias modalidades de realizar la tipología.
En este caso, más que una tipología de los
actores (que, de forma resumida, ya se hace al identificar los actores y sus
estrategias, en la primera actividad) se trata de traer las consecuencias de la
sobre posición tri-dimensional de estas distintas estrategias y de la
identificación de las áreas de sobre posición (conflicto): así identifíquesenos
una tipología de problemas relativamente a la competición por el territorio y
por el recurso humano. Los conflictos más comunes tendrán posiblemente que ver
con el uso competitivo del recurso tierra entre agricultores y no agricultores
(sean urbanos o rurales, tipo el desencuentro entre comunidades indígenas y
pequeños agricultores) y/o entre agricultores y agricultores
(latifundio/minifundio, o sin tierras). La identificación, clasificación y
caracterización de estos desencuentros es importante para poder pasar a la fase
de elaboración de propuestas.
5. Conclusiones: del diagnóstico al pacto
territorial
Caracterizados temporalmente y espacialmente
los actores, sus estrategias y las áreas de superposición, hemos así
identificado los puntos más frágiles del sistema, cuya tridimensionalidad es
ahora clara. No solo competencia por el recurso natural sino también
competencia entre modos de organización social e inserción en el proceso
productivo.
La caracterización de estos desencuentros no
significa necesariamente que existan posibilidades para lindar de forma
satisfactoria con todos ellos. Sin embargo, es necesario llegar a una
tipificación y caracterización porque, a la luz del análisis histórico
realizado anteriormente sobre estos actores, sus estrategias y visiones, podemos
pensar de articular propuestas de intervención a ser puestas en una mesa de
negociaciones y pactizadas entre ellos.
El resultado final de este proceso parte del
reconocimiento de la incapacidad del estado-nación de regular los flujos
financieros/económicos e imponer su autoridad en la economía. Ni siquiera los
estados naciones más importantes deberían ser considerados como autoridades
supremas y soberanas, ni fuera ni dentro de sus confines[22].
De allí que esta incapacidad se traslada a nivel local en un ordenamiento del
territorio que no se realiza, una políticas agrícolas sectorializada que no responde
al conjunto de problemas, a veces conflictivos, de los varios actores sociales.
Partir de esta constatación, y pensando que
exista una voluntad para reinventar el papel de las instituciones en el agro,
podemos pensar en nuevas formas de pacto social trasladado al territorio, o sea
un Pacto Territorial donde el ordenamiento del mismo, dentro de los límites de
las acciones que el Estado y demás actores pueden responsablemente asumir, pasa
a ser un trabajo conjunto, con responsabilidades, derechos y deberes de toda la
comunidad de actores.
Para poder concretarlo es fundamental reforzar
la capacidad de negociación de los actores, particularmente de los más fragilizados,
las comunidades campesinas, sometida a presiones evidentes en favor de una
individualización derompiente. Reforzar este capacidad[23]
es un trabajo de largo alcance, cuyas directrices concretas debería resultar
del trabajo de diagnostico renovado.
Para poder negociar pero es también necesario
conocer la naturaleza de los problemas (
de ahí el trabajo de la tridimensionalidad de los desencuentros) y la
flexibilidad de cada uno de los interesados (una vez más la trayectoria histórica
nos puede ayudar). El papel del experto
en diagnóstico en este caso pasa a ser progresivamente el de quien apoya la identificación
de estos elementos, y capaz de elaborar unos escenarios futuros, donde se darán
las negociaciones.
Al final, si se logra un encuentro entre los
actores y una solución satisfactoria para todos, su implementación también será
responsabilidad del conjunto de actores. No podemos a priori saber cuál será el
futuro del sistema agrario en cuestión: más urbano, más informático, menos
violento etc... esto es la materia del acuerdo territorial; sin embargo, por el
método, participativo, por la atención a reforzar los más débiles antes de
entrar a negociar, por la atención también a las razones y posibles reacciones
de todos los interesados, es posible pensar que el acuerdo que salga será un
paso adelante hacia un sistema de mayores responsabilidades.
[1] Hobbsbawn, Il secolo breve, Rizzoli
[2] D. Chatty, 1996; esta visión era el producto de las teorías evolucionistas y modernistas
que no entendían la relación de pertenencia reciproca entre los factores
sociales y los factores ambientales. La hipótesis básica, derivada de una visión
cartesiana, positivista y racionalista del mundo era que existe solo una
realidad y que el objetivo de la ciencia es de descubrir, predecir y controlar
esta realidad.
[3] 1933, l'année noire. Témoignages sur la
famine en Ukraine, présentés par Georges Sokoloff, Albin Michel, Paris, 2000, 491 pages,
[4] Mazoyer, M; Roudart, L. Histoires des
Agricultures du Monde, Seuil, Paris, 1999
[5] Marc Bloch, Storici e storia, Einaudi
1997
[6] ver a este propósito el libro Agricultura y Socialismo, Dumont R.; Mazoyer M., Seuil, 1969
[7] para los que han visitado nuestras oficinas FAO en Roma, habrán visto
los manifiestos en las paredes, datados de la epoca de los 80, cuando los
slogans eran: Lo importante es producir (Día Mundial de la Alimentación, FAO,
1983)
[8] esta consideración es más evidente a la lectura de los raros artículos
y informes de consultorías realzados por Mazoyer donde, a parte la identificación
y caracterización general del sistema de producción, a nivel de propuestas la dimensión
micro-económica es predominante, véase el texto sobre Costa de Marfil
[9] Hardin, G, The tragedy of the Commons
[10] Ph. Jouve, no me recuerdo el articulo
[11] Francis Fukuyama, El fin de la historia. En
otro texto más recién, La gran ruptura, Ed. B. Barcelona, 2000, el autor
sostiene que la llegada de la era postindustrial, que tiene por eje la
información y el conocimiento, ha ido unida a un empobrecimiento del capital social.
[12] En América latina probablemente el momento más emblemático ha sido la
revisión del articulo 22 (o 27?) constitución mexicana, de 1992, que
"liberó" los campesinos de la opresión del ejido.
[13] ver R. Abramovay, Agricultura familiar y desarrollo territorial,
"Reforma Agraria, colonización y cooperativas", FAO, 2000 vol. 1
[14] Verso una nuova ruralitá per le aree
periurbane del sud del mondo, G. Franceschetti, FAO-=Universidad de Padua,
1999, mimeo
[15] Nuestra impresión, para decirla todas, es que el segundo paradigma en
realidad ya era operante anteriormente y que la interpretación economicista
anterior impedía verlo. En efecto, desde los romanos el control de la tierra no
era la causa del control social, sino el efecto: accedía a la tierra quien conseguía
ser ciudadano romano. O sea, el elemento central era el poder superior de quien
podía decidir o meno de dar esta ciudadanía. Igualmente, la desposesión de las
tierras de los indígenas en América latina con la llegada de los españoles: el
control sobre la tierra era simplemente imposible, lo que se controló, con un rigidísimo
control social fueron las poblaciones que pasaron a ser de segunda o tercera categorías.
La promociona categorías superiores no podía ser efectiva nunca a través de la acumulación
económica, sino a través de una aceptación social cuyas reglas eran
determinadas por "los de arriba".
[16] S.Nichols y M. Rakai: Land Reform Canadian Style: An Overview of
Aboriginal Rights and Land Claims Settlements, en FAO, Reforma agraria,
colonización y cooperativas, 2001/1
[17] Esta relación no
necesariamente conlleva una "explotación “del MA. Esto es función de lo
que podríamos llamar la fuerza motriz del sistema. Generalizando podríamos
dividir en dos grandes categorías: las sociedades (individuos) que se mueven según
un principio del poseso (de la envidia); la acumulación como motor de la
historia; por otro lado otra categoría donde el motor seria una redistribución
de la acumulación individual a través de mecanismos redistributivos.
[18] FAO-DFID.
Inter-Agency Experiences and Lessons.
From the Forum on Operationalizing Sustainable Livelihoods
Approaches. Pontignano (Siena) 7 – 11 March, 2000.
[19] ver, a este propósito, J. Bonnal, Les acteurs et
leurs stratégies vis-à-vis des ressources naturelles: Réflexion méthodologique, Reforma agraria,
colonización y cooperativas, FAO, 1996
[20] People's Empowerment - Grassroots Experiences
in Africa, Asia and Latin America. IRED Nord, 1997, Roma, Italia
[21] Putnam, R. 1993 The Prosperous Community:
Social Capital and Public Life - The
American Prospect, N. 13
[22] M. Hardt, T. Negri, Impero ...
[23] hacer que las COMunidades pasen a ser DOT.COMunidades....
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