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martedì 27 dicembre 2022

Cambio climático, transición ecológica y agroecología: ¿qué tienen en común?


 Los tres conceptos normalmente se ubican en diferentes niveles: el primero es visto como un problema global que afecta a toda la Tierra. El segundo es el mantra de aquellos países que dicen ser sensibles al tema y finalmente la agroecología es la práctica local.
 
Los tres son vistos como parte de una misma lucha, el "cuidado de la casa común" para decirlo en palabras del Papa Francisco, y atraen mucha prensa y mucha juventud, buscando batallas fundamentales como todas las generaciones antes de la actual.
 
En mi opinión, sin embargo, hay otro aspecto que une estos tres temas, al menos en la presentación y en los debates que sigo en algunos medios y países. El punto es que los tres evitan hablar del problema central relativo al lugar del ser humano en estos escenarios, en particular la asimetría de poder que existe, en niveles superiores o inferiores según sea el caso, en todos los países del mundo, entre hombres y mujeres.

 

A partir de la última, la agroecología, desde hace algunos años diversas especialistas en el tema vienen repitiendo que pensar la agroecología sin una lucha paralela contra el patriarcado se limita a cambiar la técnica (agrícola) sin tocar la esencia del problema. Pasar de la agricultura convencional a la agricultura agroecológica es un simple retorno a prácticas agrícolas más respetuosas con el medio ambiente pero que no afectan en lo más mínimo al desequilibrio de poder entre hombres y mujeres. Un mundo con más agroecología y agricultura menos convencional ciertamente tendría beneficios para el medio ambiente, pero de ninguna manera tocará la exclusión y sometimiento de las mujeres. En otras palabras, seguiremos pensando en la mitad dominante del mundo, dejando la otra mitad en la puerta.
 
Cuando pasamos a la escala superior, nacional, con las discusiones interminables sobre la transición ecológica, ya sea que los gobiernos o los líderes religiosos hablen de ello, el problema es el mismo: cómo reducir el consumo de energía, cómo modificar ligeramente el modelo actual, menos despilfarro de bienes materiales, pero manteniendo firmemente el principio que manda al hombre. ¡No toques el patriarcado! Intenta leer cualquier artículo de periódico o escuchar cualquier charla y verás que no me equivoco.
 
Si luego vamos al último nivel global, ni siquiera vale la pena perder el tiempo allí. Ni una sola palabra se dedica a la cuestión de un necesario y fundamental reequilibrio del poder masculino y femenino.

 

En pocas palabras: todos aquellos (principalmente hombres) que hablan de estos temas, ya sean políticos, expertos, líderes religiosos o líderes de movimientos, son, en el fondo de sus almas, conservadores. En el mejor de los casos no comprenden la importancia de partir del ser humano, y por tanto del reequilibrio de poderes, o en el peor temen que una discusión seria y completa no les lleve a perder parte de su poder.
 
Se puede entender que las Iglesias y las sectas religiosas eviten con mucho cuidado hablar de estos temas. Todos se basan en una cultura patriarcal donde dominan los hombres. El concepto básico para ellas sigue siendo la familia, precisamente el lugar privilegiado de la dominación masculina. Abrir una discusión seria implicaría una reflexión sobre la familia, es decir, tocar los fundamentos de las religiones patriarcales que nos dominan.
 
Los partidos de derecha obviamente no tienen interés en tocar ninguno de estos temas, y mucho menos la cuestión del patriarcado que subyace en sus creencias y filosofías políticas.
 
Durante años habíamos esperado que algo en este sentido surgiera desde la izquierda. La única esperanza, una pequeña luz que intenta abrirse paso, es lo que las campesinas en lucha contra el patriarcado intentan traer desde la base y, muchas veces, en contra de la opinión de sus líderes, dentro de los movimientos campesinos, para dar un aire ecofeminista al tema agroecológico.
 
Hablamos de ello con más detalle en el libro que verá la luz en unas semanas: “Quando Eva bussa alla porta” (Cuando Eva llama a la puerta – disponible solo en italiano), de la editorial Ombre Corte de Verona.

 

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