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lunedì 6 dicembre 2010

Conferencia de Valencia tercera parte

b. Prácticas (en curso) de una economía solidaria para pensar de otra manera

Así debemos aprender a pensar de otra manera. Lo bueno es que existen reflexiones y prácticas que ya van en esta dirección. Por lo esencial se trata del gran capitulo llamado de la Economía Solidaria, que parte del reconocimiento del papel que las personas, comunidades y sociedad deben ser los líderes de los procesos de desarrollo, a partir de sus potencialidades y de sus recursos materiales e inmateriales.

Es un modo de ver donde todos los actores tienen los mismos derechos en lo referente a los procesos de tomas de decisiones y de implementación de políticas y programas; donde no hay discriminación ni dominación, prejuicio y exclusión, particularmente en contra de las mujeres, grupos indígenas, personas menos capacitadas y minorías sociales, económicas y/o religiosas.

El propósito de la Economía Solidaria, responsable y plural, es de unificar, desde lo local hasta lo global tanto a productores como consumidores por el medio de compartir los mismos valores de responsabilidad, pluralidad, solidaridad, participación democrática, cooperación, reciprocidad, respeto por la diversidad, la sostenibilidad ecológica, justicia social, equidad y complementariedad. Todas organizaciones participantes en la ES preservan su autonomía de los partidos políticos, gobiernos y organizaciones religiosas.

La ES reconoce el trabajo humano, su conocimiento, su sensibilidad ética y creatividad como atributos centrales de la sociedad humana como bases para liberar tiempo y energía para el cumplimiento de todos los potenciales humanos, de manera libre, equitativa y ética.

Ejemplos de ES ya hay varios: 1.producción sostenible y solidaria, 2. comercio justo 3. consumo responsable, 4.finanzas solidarias y monedas sociales 5. participación ciudadana a todos niveles, 6. educación de masa, cooperativas sociales etc .

Las Naciones Unidas están aprendiendo a abrirse a estos temas y a las organizaciones que hacen parte de este universo. La OIT (oficina de Turín) ya tiene programas en algunos de estos tópicos, mientras que la misma FAO ha desarrollado colaboraciones técnicas y formales con algunas de esas organizaciones. Esto es un inicio, muy limitado aún, pero que confirma que algo se puede hacer.

c. Elementos para construir una teoría de un mundo mejor (en lo referente a los temas agrarios )

Esto de la Economía Solidaria es un mensaje importante, porque nos dice que no somos solos a pensar, concretamente, como hacer que los sueños se vuelvan realidad.

Hay grupos de reflexión que ya se preocupan con estas temáticas, y uno de ello lo anima la Cátedra de Estudios sobre Hambre y Pobreza (CEHAP) en Córdoba. En la internet podrán encontrar más trabajos realizados, para que se den cuenta que algo se mueve.

Hay dos elementos que compartimos que quiero tocar aquí: uno se refiere al necesario apoyo a las economías campesinas (que tocaremos en esta sección) y segundo la reflexión sobre los mecanismos internacionales (la gobernancia) de estas crisis (que será la parte final de esta charla).

Modificar profundamente el modelo actual significa trabajar para revertir un proceso de descapitalización histórica de las agriculturas familiares del mundo. Por eso que el primer paso es de proponer una serie de medidas para recapitalizar las agriculturas familiares de todo el mundo, con particular atención a las del Sur.

Esta transferencia de poder adquisitivo en favor de las agriculturas familiares es necesaria y urgente para incrementar los ingresos de los agricultores subequipados y devolverles la posibilidad de sobrevivir, invertir y desarrollarse; así frenando el éxodo rural, reduciendo la pobreza extrema y la desnutrición rurales y, al mismo tiempo, limitar el desempleo y la pobreza urbana .

Esto pasa por un lado por un aumento progresivo, importante y prolongado de los precios de las mercancías agrícolas en los países en desarrollo. Significa también pensar, al igual que lo hizo la Unión Europea, establecer grandes áreas de librecambio agrícola integradas por países con productividades agrícolas similares (África intertropical, Europa, Asia del sur...), y proteger estos “grandes mercados agrícolas” contra las importaciones de excedentes, a precios muy rebajados, mediante unos derechos de aduana ajustables, de manera que se obtengan unos precios internos estables y suficientes para que los agricultores menos productivos de las regiones menos favorecidas puedan vivir de su trabajo

Sin embargo, recapitalizar las agriculturas campesinas no es solo un proceso económico; significa también reconocer la necesidad de soluciones distintas en cada lugar y en cada momento histórico. No existen soluciones únicas, ni recetas universales. La situación y la historia de cada país, incluyendo su historia y su cultura, sus condiciones edafo-climáticas y socio-económicas, su grado y tipo de desarrollo, son distintos y por tanto distintas deben ser las soluciones a sus problemas agrícolas y alimentarios. Y dentro de esta diversidad se debe reconocer y promover el papel de la mujer en la producción alimentaria y acceso equitativo y control de los recursos productivos.

La diversidad de sistemas agrícolas debe ser protegida e incentivada como un valor positivo y un importante amortiguador en época de cambios. Al igual hablamos también de biodiversidad: la cooperación internacional en esta materia no es una opción, sino una necesidad. Por lo tanto hay que (i) Situar la biodiversidad agrícola en el centro de la agenda política; (ii) Reforzar la colaboración entre las entidades internacionales pertinentes y desarrollar programas y estrategias internacionales comunes sobre biodiversidad agrícola; (iii) Acelerar la aplicación a nivel nacional de las disposiciones de los acuerdos e instrumentos internacionales existentes relacionados con la biodiversidad agrícola

En los países en los que el empobrecimiento extremo y la desnutrición de un gran número de pequeños agricultores y empleados agrícolas se debe también a la falta de tierras y a unos salarios bajos impuestos por una minoría de grandes latifundios, esta reorganización de los intercambios agrícolas será evidentemente insuficiente. Se necesitará también una reforma agraria, así como una legislación sobre la tenencia de tierras que garantice el más amplio acceso a la tierra y la seguridad de la propiedad.

Finalmente, recapitalizar estas diversidades de culturas, de tecnologías, de saberes, de paisajes y de formas de ocupación, uso y manejo del espacio rural significatomar una posición clara respecto a la necesidad de regular y desacelerar la producción de biocombustibles, especialmente aquellos de primera generación.

Para aplicar esta estrategia, es imprescindible que la temática agrícola salga del dominio de la OMC y vuelva a ser tratadas dentro de una (nueva) organización (o una organización renovada).

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