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mercoledì 7 febbraio 2018

Naciones Unidas: una nueva interpretación del “derecho a la injerencia”?


En mayo de 2014, una Junta Militar realizó un golpe de estado en contra del gobierno legitimo de Yingluck Shinawatra en Thailandia. Las razones profundas eran que las medidas económicas en contra de la elite nacional y en favor de los campesinos pobres no le gustaban a los primeros. Medidas estructurales, que podían cambiar de manera real y para mucho, las condiciones de vida de millones de personas así sacándolos del hambre del cual sufren. No resulta que la agencia tecnica de las Naciones Unidas encargada de la agricoltura y alimentación (FAO) haya tomado algún posicionamiento particular en defensa del ex primer ministro y de su programa politico.

En julio de 2012, el primer presidente democratico de Paraguay, Fernando Lugo, que estaba buscando un camino democrático legal para tocar el tema de la reforma agraria, fue destituido con lo que se llama un “golpe express”. No resulta que la FAO haya expresado su malestar con el nuevo poderío que se instaló al gobierno, para defender unos programas en los cuales FAO estaba muy activamente involucradas.

Años antes, en octubre de 1987, el presidente de Burkina Faso, Thomas Sankara, fue asesinado, igualmente por las mismas razones: sus políticas en favor de los hambrientos y desfavorecidos no le gustaban a algunos países vecinos, Costa de Marfil en particular. Tampoco en este caso resulta que la FAO haya reaccionado de alguna manera.

Probablemente podríamos seguir hasta la fecha de creación de FAO y seguiríamos encontrando casos de este tipo. La razón de este silencio está en la naturaleza misma de la organización: una agencia técnica que se encarga de agricoltura y alimentación y no tiene por mandato de meterse en los asuntos interiores de cada paìs miembro. Para eso hay, eventualmente, otros cuerpos de Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad para citar uno.

Es por eso que leí con atención el artículo que el Director de la Comunicación de FAO publicò en El Pais a final de enero (https://elpais.com/elpais/2018/01/26/planeta_futuro/1516963346_397732.html). El artículo se refiere al juicio pendiente en contra del ex Presidente de Brasil, Ignacio Lula da Silva. 

En el artículo se presenta una posición (muy favorable) sobre un programa del ex mandatario, el famoso Bolsa Familia que, por algunos tiempos, fue conocido también como Hambre Cero. El problema a mi juicio esta en la frase siguiente: “La acusación formal es la de beneficiarse de un apartamento que no es ni ha sido nunca suyo, y el verdadero delito, ser en estos momentos el líder más valorado en un país en profunda crisis y en plena carrera electoral.” El juicio en curso contra Lula ha llegado al segundo nivel, La condena en primer grado de 9 años ha sido aumentada a 12 en segundo grado. Ahora le toca a la defensa de Lula decidir como actuar. La acusación gira entorno al haber beneficiado de un apartamento, lo que el Director de Comunicación de FAO recuerda en el articulo. 

Dos cosas me sorprendieron en el articulo: por un lado que si el Director de Comunicación de FAO tenia este tipo de información de fuente cierta (o sea si sabia que el apartamento no era y nunca había sido suyo), debería haber ido directo al tribunal, en lugar de esperar que el juicio de segundo grado termine para, después, escribir un articulo.  Aun que parezca un poco raro que un Director de Comunicación de una agencia que trabaja en el mundo entero, sin lazos particulares con un país ni con la persona, tenga esta seguridad para afirmar que el apartamento “no es ni nunca ha sido suyo”, esto es solo la parte menor del problema. La segunda, y mas complicada, tiene que ver con el “meter la pata” como dicen en Chile dentro de asuntos internos de un paìs, y esto en el medio de un proceso que no ha terminado aún. 

Como decía al comienzo, no recuerdo haber leído de intervenciones de este tipo en casos similares, y esto no solo muchos tiempos atrás sino también en epoca reciente, como los casos de 2012 y 2014 confirman. Sera esta una interpretación pro-activa del famoso “derecho a la injerencia” que un ministro de la Presidencia Sarkozy inventò para justificar el hecho de meter la pata dentro de otros países sin que nadie lo haya solicitado?


De verdad que quedo muy perplejo sobre este tipo de intervención y, para que sea claro, aquí no se trata de juzgar los resultados del programa Bolsa Familia (iniciado bajo el periodo de Fernando Henrique y mejorado a partir de 2004 por parte del gobierno Lula a través del nuevo ministerio de Desarrollo Social a cargo de Patrus Ananias (https://noticias.uol.com.br/inter/efe/2004/01/23/ult1808u3761.jhtm). No se trata tampoco de juzgar el sistema judicial de Brasil sobre el cual también cada uno puede tener su propia opinion, al igual de cualquier otro país, el mio en primer lugar. Creo que un periodista tenga el derecho de escribir sus opiniones sobre una cosa y la otra, sin embargo creo también que debe prestar atención a la forma de como escribe, por ejemplo diciendo que, según la defensa, este apartamento nunca fue suyo. De esta manera habría quedado mas claro la opinion del periodista y quien son los que llevan este juicio sobre el apartamento. El problema es cuando el periodista no es solo periodista y mas bien es el Director de la Comunicación de una organización donde lo que sale bajo su firma es naturalmente validado previamente a niveles superiores. Creo que todo esto ha sido un error y que seria oportuno que los paises llamaran la atención para que no se repitan casos como este en futuro.

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