Una de las
prácticas típicas del capitalismo real, lo que conocemos, y no lo que está detallado
en los libros, es la de trabajar hacia un control cada vez más estricto de los
mercados de manera a reducir los beneficios (para los clientes) de una eventual
libre competencia entre productores. La práctica se llama cartelización y es
cosa común en cualquier país donde domine ese modo de producción.
Menos conocidas
son las prácticas de los grupos “guerrilleros” colombianos, en particular FARC
y ELN, al respeto de “cartelizar” las tarifas extorsivas en regiones donde
ambas trabajan, de manera que la cobranza sea segura y alta. Cito del penúltimo
numero (n. 1718) de la revista Semana de Colombia, un artículo sobre la minería
ilegal que estaría remplazando el flagelo de la Coca:
“Los compañeros
del ELN proponen revisar y unificar las tarifas de impuestos. Si no pagan se
prohíbe la entrada a la zona y se les destierra si ya están. 3 millones
mensuales por retroexcavadora, draga 500.000, motores 250.000, 10 por ciento
por kilo (de oro) extraído”, dice uno de los apartes de uno de los correos
encontrados en operaciones contra el frente 30 de las Farc.
Obviamente el
impuesto sirve para apoyar la revolución. Que viva compañeros!!!
A mi juicio, una
vez que las negociaciones de paz acaben y las Farc se presenten a libres
elecciones, no llegarán ni al 5%. Esta gente ha destruido el sentido de los conceptos
de lucha para un mundo mejor.
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