En este periodo cuando grandes actores piensan retomar el tema de una conferencia mundial sobre la tierra, comparto esta reflexión de la conocida feminista Silvia Federici tirada del libro: “Feminismos a la contra – Entre-vistas al Sur Global”
El Estado debe ser reducido hasta que pueda surgir una sociedad autogestionaria. Por eso creo que debemos hacer la distinción entre lo público y lo común. Lo público es controlado por el Estado y puede ser privatizado en cualquier momento, como está sucediendo actualmente, continuamente se privatizan cosas públicas. No podemos concebir al Estado como nuestro aliado o amigo. La relación con el Estado siempre es una relación de antagonismo. Hemos visto, por ejemplo, en el caso de Lula da Silva en Brasil, que toman al Estado y la primera acción que hacen es la de consolidar una política extractivista: se convierten en defensores del neoliberalismo. La concentración de la tierra en manos del agro-negocio se disparó con Lula y con el PT [Partido de los Trabajadores]. No realizó la reforma agraria que tanto esperaba el pueblo. Recuerdo que cuando fue el proceso de destitución (Impeachment) de Dilma Rousseff en 2016, yo me encontraba en una reunión en São Paulo con mujeres proletarias de organizaciones populares (Mulheres periféricas, Mães de Maio y de sexo-servidoras) y las militantes del movimiento de Mães de Maio decían: “Nosotras no vamos a llorar por Dilma, porque para nosotras, en las favelas, la dictadura nunca se acabó”. Se omite el hecho de que, durante la administración del PT, las medidas represivas se agudizaron contra los más vulnerables de Brasil. La política que los señores del PT adoptaron es una política de represión contra los indígenas, incluso, peor que la implantada por la derecha.
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