http://www.youtube.com/watch?v=f-lyrg6afzw
Esta será seguramente la última oportunidad en que me pueda dirigir a
ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de radio Portales y
radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y
serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento
que hicieron. Soldados de Chile, comandantes en jefe titulares; el
almirante Merino, que se ha autodesignado, más el señor Mendoza, general
rastrero, que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al gobierno,
también se ha denominado director general de Carabineros...
Ante
estos hechos, sólo me cabe decirles a los trabajadores: ¡Yo no voy a
renunciar! Colocado en un tránsito histórico pagaré con mi vida la
lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla
que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no
podrá ser segada definitivamente.
Tienen la fuerza, podrán
avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen
ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores
de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la
confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de
grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra de que respetaría la
Constitución y la Ley, y así lo hizo. En este momento, definitivo, el
último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen de la
lección: el capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó
el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les
señalara el general Schneider y que reafirmara el comandante Araya,
víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas, esperando
por mano ajena reconquistar el poder, para seguir defendiendo sus
granjerías y sus privilegios.
Me dirijo sobre todo a la modesta
mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la
obrera que trabajó, a la madre que supo de nuestra preocupación por los
niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales
patriotas, a los que desde hace días estuvieron trabajando contra la
sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clase
para defender también las ventajas que una sociedad capitalista les da a
unos pocos.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron,
que entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de
Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, aquellos que serán
perseguidos. Porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas
horas presente, en los atentados terroristas, volando los puentes,
cortando la línea férrea, destruyendo los oleoductos y los gasoductos,
frente al silencio de los que tenían la obligación de custodiar los
bienes del Estado... La historia los juzgará.
Seguramente radio
Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a
ustedes. No importa; me seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes.
Por lo menos, mi recuerdo será el de un hombre digno, que fue leal a la
lealtad del pueblo. El pueblo debe defenderse pero no sacrificarse; el
pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede
entregarse.
Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su
destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la
traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que mucho más
temprano que tarde, de nuevo abrirán las grandes alamedas por donde pase
el hombre libre para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile!
¡Viva el pueblo!
¡Vivan los trabajadores!
Estas
son mis últimas palabras. Tengo la certeza de que mi sacrificio no será
en vano; tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una lección
moral, que castigará la felonía, la cobardía y la traición."
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